sed de sangre

lunes, 29 de marzo de 2010

mito y leyendas



El mito del vampiro -y la figura y representación del vampiro- han cambiado mucho a lo largo de la historia -y de su historia-, más como una proyección inconsciente de aquellos que han versado sobre el tema que otra cosa -ya que nadie ha visto a un vampiro de verdad, al menos que pueda contarlo...-
Sin embargo la evolución es evidente, a través de algunas leyendas, relatos, películas o cualquier otra forma de expresión que ponen de manifiesto algunas de las principales características de este mito.
Esta evolución a la que me refiero podría entenderse como una racionalización humana de algo que, en su más profundo origen, inspiraba un terror real y auténtico hacia una versión idealizada del propio objeto de terror, que llega a convertirse en una proyección de nuestros deseos más ocultos. Esto es evidente en la medida en que la figura del vampiro en la actualidad podría simbolizar perfectamente algunos atributos de oscuro deseo (como poder, inmortalidad, belleza, fuerza sobrenatural...) algo bastante alejado de la figura del vampiro original que inspiraba únicamente miedo.
Esta clara evolución del mito del vampiro, al que el paso de los años ha ido revistiendo de aquellas cualidades "prohibidas" objeto de deseo del propio ser humano, podría considerarse una forma lógica de acomodar a la cultura del mundo actual este antiguo mito (que sobrevive a partir de antiguas y lejanas historias y leyendas).
Y es este hecho -el de que el vampirismo se perciba en nuestros días como algo "lejano" y/o en todo caso meramente ficticio- el que ha provocado en parte esta evolución. Esto es bastante lógico si comparamos el mundo actual en el que solamente existen vampiros en el cine con la Europa de siglos pasados en los que el vampirismo era un problema real y cercano (inspirador del más profundo de los temores).
Pero al margen de otro tipo de consideraciones existen una serie de características o rasgos distintivos del vampiro (a través de su propia "evolución") que son claramente definitorios de este tipo de criatura, y , curiosamente, al hacer un breve repaso de la historia y literatura (sin necesidad de adentrarse demasiado en el tema) también podemos observar como no existe un acuerdo demasiado grande en torno a estas cualidades "exclusivamente vampíricas". A continuación algunos ejemplos:

La Inmortalidad

Aunque parece existir en este caso un total acuerdo en todas las versiones y leyendas que tratan el mito de los vampiros sobre la inmortalidad... también parece existir un total acuerdo sobre su "destructibilidad"... Es decir, aunque los vampiros son siempre inmortales siempre pueden ser destruídos de algún modo ¿curioso, no?

Los simbolos religiosos

Aquí existe gran disparidad entre las diferentes representaciones de los vampiros con respecto a su odio hacia los simbolos religiosos (que pueden incluso llegar a destruirles en alguos casos). En general en las versiones más clásicas del mito el vampiro siente odio y repulsión por todo lo relacionado con Dios o la religión (como crucifijos o iglesias). No hay que olvidar que algunas de las explicaciones del origen del vampirismo están directamente relacionadas con la religión. Por otra parte, a medida que tomemos versiones del mito más modernas (hasta la actualidad) veremos como esta característica va desapareciendo sin más hasta el punto de que a los vampiros modernos no parece afectarles ni importarles demasiado la religión...

La Luz del Día

Del mismo modo en las versiones más clásicas del mito la luz del día es una de las cosas que más odian los vampiros (y que más fácilmente puede destruirles), en cambio en las versiones modernas de hoy en día (sobre todo en las cinematográficas) vemos como también hay cada vez más vampiros que se pasean a plena luz sin ningún problema... En medio de esto algunas interpretaciones consideran que el vampiro puede moverse durante el día, aunque se encuentra limitado ya que no dispone de sus poderes.

Cambiar de forma

Otra característica del mito clásico (del vampiro) es la facultad para poder cambiar de forma y aparecer como animal (típicamente un murciélago) o incluso como niebla (esto aparece en Drácula de Bram Stoker) que también ha ido olvidándose con los años y parece ser poco común en vampiros de hoy en día (que parecen estar más pendientes de vivir historias de amor con adolescentes que de atemorizar al personal siguiendo las viejas tradiciones).

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