sed de sangre

sábado, 12 de junio de 2010

vampirismo

"Me dispongo a relatar un sueño que supuso un curioso descubrimiento.
Una noche en lugar de la voz que solía escuchar en la oscuridad, se alzó otra voz, temible y tierna, que decía:
-Tu madre te advirtió que desconfiaras del asesino.
En ese mismo instante, la habitación que se hallaba a mi alrededor se iluminó de improviso y vi a Carmilla de pie, junto a mi cama, su camisón de noche empapado en sangre.
Joseph Sheridan Le Fanu - Carmilla (1872).
En pleno siglo de las luces, el gran filósofo Voltaire no podía explicar la razón por la cual aún se creía en vampiros, y al encontrarnos en los albores del siglo XXI nosotros podríamos pensar que las palabras del filósofo siguen teniendo validez. Si ya tenemos entendido que el vampiro es un personaje ficticio, alimentado por la literatura y la industria cinematográfica, tampoco es raro ver que se siga investigando el tema de una forma seria, apareciendo nuevos estudios y publicaciones. Internet ha podido acercar a los amantes de estos seres nocturnos ubicados en diferentes partes del mundo y nosotros somos una parte de ello. 
Culto a la Sangre y Vida Eterna
 
¿Porqué nos resulta interesante el tema?, será simplemente por ser un muerto viviente que se dedica a alimentarse succionando la sangre de otros mortales (primero en el seno familiar y después a quién se le cruce por delante), o porque unifica dos elementos que siempre han despertado el misterio y el simbolismo en el hombre: El culto a la sangre y la inmortalidad.
Desde tiempos distantes el hombre ha tenido por sagrados 3 fluidos humanos: La Leche Materna, el Semen y la Sangre. La Sangre como energía vital, debió considerarse como sacra desde que el primer hombre pisó la tierra, en esos lejanos tiempos se comprobaba que ocurría cuando se perdía gran cantidad de ella y debió asociar el dolor con la perdida de la misma. Para diversas religiones y creencias este fluido tenia un carácter especial, citando como ejemplo la misma sangre de Jesucristo dadora de vida eterna; el concepto de Sangre azul ligado a la nobleza; la pureza de a sangre de Judíos y los miles de ritos paganos en donde se bebía este preciado líquido por diversas razones. En América algunos pueblos comían la carne y bebían su sangre de sus enemigos o parientes, con el fin de poseer y adquirir las cualidades que tenía el difunto en vida.

La eternidad, ser inmortal ha sido hasta hoy uno de los mayores anhelos y misterios del ser humano, encontrar la fuente de la eterna juventud, retardar el envejecimiento, quien no ha pensado y soñado en ello. Este sueño de lograr la inmortalidad va ligado con el miedo a la muerte, no porque pudiera ser algo doloroso, sino más que nada por ese temor a lo desconocido y a la disgregación. Como ejemplo sólo debemos recordar a la cultura egipcia con su afán de trascender en el tiempo, su creación de momias y técnicas funerarias han intentado salvar este misterio.
Lamias y Strigoi
Desde la antigüedad hemos encontrado al vampiro formando parte del panteón demoníaco, en culturas como la China, Malasia, España, la India, el Japón, América, entre otros lugares, pero es exactamente en los pueblos eslavos en el este europeo donde adquiere su nombre y gran parte de su imagen característica.
En pleno siglo de la razón pueblos como Silesia, Moldavia, Rusia, Transilvania, Valaquía, Austria, Hungría, sufrieron epidemias de vampirismo, apoyados por la ignorancia, el folklore y las leyendas populares que seguían formando parte de las conversaciones familiares. Hay que darle especial importancia también a la cantidad de enfermedades y pestes que asolaron esos años (porfirias y demases). Ya no eran las "Lamias" de la cultura Greco-latina sino que esta vez los "Strigoi" asolaban las aldeas, saciando su hambre con sangre fresca.
Sobre el término "Vampiro" podríamos decir que ha sido objeto de múltiples estudios, siendo el más cercano el que lo relaciona con las palabras " Vopyr " o " Upyr " (*) , perteneciente a la lengua eslava. Sobre que región eslava vendría exactamente el término sería un tema para un debate mayor ya que estas lenguas se dividen en occidentales, meridionales y orientales, en donde el término " upir ", " upior ", " upyr " deriva según el eslavo meridional del turco " ubre " que significaría "Bruja".
Otra versión más occidental nos lleva a la palabra serbia "beamiup" o al lituano "wempti" que significaría algo como "beber" derivando a la palabra "vampiro", asociándose a términos como el "vopyr" ruso o el "dhampir" albanés. Autores americanos e ingleses se limitan a extraerlo de la palabra serbia "vampir", siendo esta una de las posiciones que más aparecen en libros del tema.
El origen, imagen y personalidad es muy variada según la zona geográfica, por lo general se les reconoce como seres similares a los humanos que fueron nacidos con algún defecto físico, fueron excomulgados, tuvieron una muerte violenta o se suicidaron. Su aspecto se caracteriza como personas lánguidas y de piel extremadamente blanca, fría, mal aliento, uñas larguísimas así también sus colmillos filosos y puntiagudos. Para deshacerse de ellos se empleaban técnicas de las más variadas, las cuales se diferenciaban un poco según la región:
Clavarles el sudario en el ataúd, dejar semillas en el mismo o tapar la mandíbula con un ladrillo o piedra eran algunas, también podían ser eliminados con el fuego, cortándoles la cabeza o atravesando su corazón (inyectado en sangre) con una estaca de madera (y no cualquiera). También se habla de las balas de plata, aunque esto esta mas ligado con el mito del hombre lobo que vendría siendo un pariente cercano. 



Tratados y Literatura Fantástica

En medio de una Europa consternada por el vampirismo que fue incluso ratificada por la misma iglesia católica, el siguiente paso del mito era la literatura, y en este sentido dieron a luz una serie de interesantes tratados sobre el tema. Entre estos textos destacamosmos el "Visum et Repertum"(1731), que era una investigación sobre un caso conocido de vampirismo que afectaba a una persona llamada Arnold Paole, este era un campesino que al tiempo de muerto fue acusado de vampirismo. También podemos citar el tratado "De Masticatione Mortuorum in Tumulis Liber" publicado en Leipzig en el año 1728 por Michael Ranft y el "Dissertatio Physica de Cadaveribus Sanguisugis\" de Johann Stock (1732). Pero el más conocido es el "Traité sur les apparitons des esprits, et sur les Vampires, ou les revenants de Hongrie, de Moravie, etc.", escrito por el clérigo don Agustín Calmet (1672-1757) (**) . Este monje benedictino en una obra curiosa y de 2 tomos presenta una variedad de casos de vampirism y apariciones. Este mismo texto hace que Voltaire se indigne y dedique un capítulo entero en su "Diccionario Filosófico", mientras Rosseau fustiga la creencia en vampiros enviando una carta a París.
Su llegada a la literatura fantástica es el resultado de una rica mezcla de todos estos ingredientes ya citados y el talento de sus exponentes. Sin el aporte de Calmet, las leyendas populares, los ritos y supersticiones no podría haber sido concebidas obras tales como: "Drácula", "Carmilla", "Varney", "Lestat", "Clarimonda","La novia de Corinto", "La Tumba de Sarah", "Ligeia" o "El Vampiro" de Jhon William Polidori, este último cuento marca el punto de partida de la literatura (narrativa) propiamente de vampiros y viene a ser el padre del Vampiro aristocrático tal como lo tenemos conceptualizado en nuestra mente.
La aparición del Vampiro en otras manifestaciones artísticas como el teatro, el comic, el cine pasando por las llamadas "Tribus" urbanas , entre otras fueron modificando y adaptando la imagen del vampiro según la interpretación de sus autores, independiente si se ajustaban a la idea original. Después de miles de años de "no-vivir" el vampiro sigue haciendo de las suyas, y al parecer tiene cuerda y sed para rato.

La leyenda del conde Struc



A pesar de la creencia general de que el vampirismo, tal como lo entendemos habitualmente, procede de Transilvania, ya existía una leyenda en el condado de Ampurias (actual Ampurdán) en el siglo XII situado en la antiguamente llamada Catalunya Vella (es decir, aquella que durante la invasión musulmana no fue sometida a las hordas invasoras y permaneció cristiana), donde tuvo lugar la más escalofriante de las historias de nosferatus o estrugas, palabra ésta derivada de estriges.
Algunos la ubican durante el reinado de Pere el Catòlic hacia 1212 pero las fuentes más fidedignas la sitúan en 1173, año en que transcurre mi novela “Estruch”. En aquellos tiempos se vivían continuos conflictos entre la Corona de Aragón y Cataluña contra los reyes de Francia para apoderarse de Occitania, territorio que pasó a pertenecer desde entonces a la Federación catalanoaragonesa. El rey Alfonso II el Casto, era un joven de diecisiete años y desde la muerte de su predecesor Ramón Berenguer IV la tutoría de nuestras tierras estaba en manos del rey inglés Enrique II de Plantagenet (padre de Ricardo Corazón de León, el mismo de las cruzadas y las aventuras de Robín Hood) y del Obispo de Barcelona Monseñor Guillem de Torroja.
El rey catalán tenía como enemigo principal al rey Llop (en castellano “Lobo”) de Murcia y las incursiones en la Tarraconense eran frecuentes y, al mismo tiempo, teníamos las luchas fronterizas del norte contra los francos en la disputa de Occitania.
Por eso el condado de Ampurias era un hervidero de intrigas, luchas con castellanos e ingleses (aliados del rey Alfonso) por un lado y por el otro los enemigos ya mencionados, sin olvidarnos de los navarros siempre en liza con el reino de Aragón. El conde Estruc fue un notable guerrero que siempre luchó en favor de la Corona catalanoaragonesa y, en aquellos años, ya estaba en su senectud por lo cual fue enviado a Llers, una pequeña villa cerca de Figueras, donde existía otro enemigo esta vez interno: los paganos.
Parte de los catalanes del siglo XII aún vivían apegados a los antiguos cultos iberos paganos, anteriores al Cristianismo, por lo cual éstos eran un potencial aliado de los árabes o, tal vez, de los francos. Por esa razón el viejo soldado tuvo que reprimir esos cultos ancestrales que aún creían en la magia y las ciencias ocultas, origen de la actual creencia en brujas y demás supersticiones, y obligar a los campesinos ampurdaneses a abrazar la fe en Cristo.
Esta represión motivó que el anciano conde sufriera una maldición por parte de sus víctimas y que tiempo después de su muerte natural, Estruc rejuvenecido se levantara de la tumba convertido en reviviente sembrando el terror por toda la Catalunya Vella. Dicen las antiguas leyendas que sólo salía de noche para beber la sangre de sus víctimas, gustaba seducir y violar a las mozas casaderas dejándoles embarazadas. Al cabo de nueve meses las desafortunadas parían pequeños monstruos que morían no más nacer ya que, según las tradiciones antiguas (curiosamente idénticas tanto en Cataluña como en Transilvania) un vampiro no puede tener hijos.
El rey Alfonso II tenía no pocos disgustos en aquellos tiempos y la población estaba realmente aterrorizada. La gente tenía miedo de salir de noche, todos llevaban ajos y crucifijos para protegerse del terrible nosferatu y ya nadie podía dormir en paz hasta que una anciana religiosa encontró la tumba del conde Estruc y le clavó la estaca en el corazón, desapareciendo para siempre la maldición.
Pero el recuerdo del vampiro sobrevivió al paso del tiempo y aún queda el dicho “tenir malastruc” o “mala astrugancia” para definir a quién tiene mala fortuna. Incluso durante generaciones las madres catalanas amenazaban a sus hijos con llamar al conde Estruc si no eran buenos y no hacían lo que se les mandaba.
En el mismo Llers, un poblado donde sopla con gran fuerza la Tramontana del Canigó, un viento frío y áspero que los antiguos habitantes achacaban a unas brujas legendarias, las célebres brujas de Llers que dominaban los aires. El agudo silbido del viento, según las creencias populares, era motivado por la furia de estas mujeres. En Transilvania existía un mito semejante, las ”Ieles” (es decir “las Ellas”), cuyo paralelismo es sorprendente.
Otra leyenda catalana célebre es la de los dips, nombre que se les dio a una especie de perros vampiros (o perros estrugas) que existieron en unas praderas situadas a unos cuantos kilómetros al sur de Reus. Por esa razón se creí un pueblo llamado Pratdip, cuyo nombre es una unión de la palabra Prat (pradera) y dip que en su escudo incluye la figura de un can harto significativa.
Empero, la importancia del conde Estruc es decisiva en la evolución del mito vampírico aunque en aquel tiempo no se le conocía con tal nombre, y podemos considerarle como el primer upiro de la Historia tal como lo entendemos actualmente. Es sabido que en aquellos años, Ricardo Corazón de León, futuro rey de Inglaterra, residía en la misma zona en que se desarrolló la leyenda del conde Estruc ya que fue enviado por su padre Enrique II de Plantagenet para participar en las Guerras del Rosellón, a favor de la corona aragonesa y catalana contra los francos estableciéndose en Perpiñán, a muy escasas leguas de Figueras y de Llers. Tal vez este dato justifique que, tras la Tercera Cruzada acontecida entre 1190 y 1192, el mito pase al Este de Europa.
Es sabido que Ricardo de Inglaterra atravesó el Danubio, camino de Tierra Santa, y que a su regreso en 1193 fue hecho prisionero por Leopoldo, duque de Austria, quien solicitó un fuerte rescate originándose en Inglaterra el conflicto que hemos visto en las películas de Robín Hood. El rey inglés estuvo encerrado en el castillo austriaco de Tierenstein, muy cercano a Transilvania, y cosa curiosa es a finales del siglo XII que estas leyendas irrumpen en los Cárpatos.
Los revivientes masculinos fueron llamados “strigoí” y los femeninos “strigoaíaca”, como vemos su fonética es muy semejante a la palabra ”estriges”, el mito griego, pero también a “estruga”, la leyenda catalana.