sed de sangre

lunes, 29 de marzo de 2010

hadas y duendes solitarios



Un antiguo mito escandinavo habla de los Liosálfar (Elfos de Luz), unas criaturas compasivas que moran en el reino celestial de Alfheim. Y de sus opuestos: los Döckálfar (Elfos Oscuros), que son seres de gran tamaño que viven en clandestinidad y son malévolos. 
La grandiosa folklorista inglesa Katherine Briggs se inclinó por eludir las clasificaciones de hadas/duendes en “buenos” o “malos”. Prefirió catalogarlos como “solitarios” o “sociables”. 
Ella notó que, en diferentes circunstancias, los duendes son capaces de robar niños tanto como de ser inofensivos o de tener una influencia beneficiosa, permitiendo el crecimiento de las flores o ayudando a los pastores a reunir el rebaño.
 
Las hadas
y duendes solitarios son generalmente asociados a sitios seguros: un pantano, un lago, la corteza de un árbol o el sótano de una casa de familia. En cambio, las hadas y duendes sociables adoran cazar, organizar banquetes, bailar y cortejar a otros duendes o a seres humanos.
En los relatos británicos, franceses, italianos, escandinavos y alemanes predomina un tipo de duende “fiestero”, al que le gustan la juerga y los desfiles. 
Otros folkloristas caracterizan a los duendes y hadas por el elemento de su ambiente natural, más que por su temperamento. Recordando a Paracelso, estarías relacionados con la tierra, el aire, el agua o el fuego. 
Los duendes de la tierra son más frecuentes en las zonas de Coblynau (entre las colinas de Gales), en Gandharvas (India), Erdluitle (Italia del norte), Maanväki (Finlandia), Thrussers (Noruega), Marzalek (Polonia), Illes (Islandia), entre otras.

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