sed de sangre

lunes, 16 de noviembre de 2009

cuentos y mas cuentos


EL JARDÍN DE LAS HADAS                 
Hace más de mil años atrás existió, en un gran bosque encantado, un pueblito en miniatura donde habitaban hadas y duendes juntos en armonía. El pueblito se llamaba “hongo verde”, y tal como indicaba su nombre, en el centro de la ciudad podía verse un gran hongo verde que daba vida a todas las criaturitas mágicas que ahí nacían, es decir, que si el hongo era destruido todos los moradores morirían.
Un día una tragedia los azotó. El hombre comenzó a destruir el bosque arrasando todo lo que podía tener vida y luego, después de muchos años de destrucción, el bosque desapareció por completo llevándose consigo toda la magia que un día pudo existir.
Pasaron los días, los meses y los años, y poco a poco una gran ciudad empezó a nacer en lo que alguna vez fue un gran bosque.
Mil años después, en un gran jardín de una bella casa, algo extraño comenzó a suceder en un rincón desolado y sin vida. Lo que nunca había podido florecer lo estaba haciendo y, lo que en un tiempo fue maleza y hierba mala, ahora era pasto tierno y verde rodeado de un colchón de violetas, todas tan perfectas que parecía que había magia. El rincón que alguna vez fue el más feo de ese jardín, de la noche a la mañana se había convertido en el más bello lugar. Sin embargo, un pequeño detalle intrigaba a los dueños de la casa: justo el día en que su hija Dalia descubrió aquel bello jardín en miniatura, una extraña mancha en forma de hada le salió en su brazo derecho. Pero eso no era todo, aún más intrigante resultaba el hecho de que todos descubrieran esa mancha justo después de que ella tocara el hongo verde en medio de toda la hermosura del jardincito.
Pese a las circunstancias los padres de Dalia decidieron que aquel hongo se iría para siempre en la mañana. Y esa noche, mientras todos dormían, la manchita de Dalia comenzó a brillar haciéndola despertar. Dalia miraba atónita la mancha en su brazo cuando, de repente, la mancha salió de su brazo para convertirse en una bella hada que no dejaba de mirar a la niña paralizada en su cama. Con una dulce voz, le dijo: “sígueme”. Dalia se paró rápidamente de su cama y, poniéndose los zapatos con prisa, salió tras el hada que volaba hasta el pequeño jardín. Dalia se detuvo al descubrir que, alrededor del hongo verde,miles de hadas volaban haciendo florecer bellas flores y cuidando las que ya estaban allí. Fue en eso que otra hada se le acercó a Dalia y le explicó que sus padres querían arrancar el hongo y, que si lo hacían, todas ellas morirían y ese rincón no volvería a florecer. Dalia les prometió que hablaría con sus padres y los convencería para que no lo hiciera, pues ella quería ese trozo de jardín para ella sola. Sus padres aceptaron y Dalia guardó en su corazón el secreto del jardín mágico toda su vida.



No hay comentarios:

Publicar un comentario